domingo, 19 de octubre de 2008

Otra noche más...

No me extraña que de aquí salgan las mejores historias del planeta, porque cada día es una puta nueva y jodida aventura.

Salgo hacia Amapola Ave, compro un ambientador de camino y cuando llego había una pelea tremenda en casa de mi amiga. ¡Joder! El "padre" había cogido sus nervios y los había tirado por la ventana. Balbuceaba, gritaba y como era de esperar... salí de ese sitio lo más rápido posible.

El caso es que de camino a Carson con la "Nueva" y Reluciente furgoneta a alguien se le ocurrió la brillante idea de que yo condujera hasta West Hollywood. Bueno, no me parecía tan mal. La verdad es que todavía no había conducido en América y aquélla parecía una bonita experiencia. Total, que me cambio de asiento y ahí me podíais ver, sin tener ni idea de cómo conducir un automático. Hicimos un par de pruebas por las calles, algún frenazo que otro, algún "¡Ey! ¿Para qué sirve este pedal?""Paul, ese pedal es el freno de mano" ¡Ups!.

Finalmente conseguimos llegar hasta la Freeway y por la 110 recorrimos todo Los Angeles, Downtown, Santa Monica y finalmente West Hollywood. Coches que se curzaban sin saber por qué, atascos en medio de la nada, accidentes, policía, helicópteros, el tren (aquí hay un tren que va entre ambos sentidos de la freeway). Ya en West Hollywood fuimos al Walk Of Fame, aparcamos en el Kodak Theatre y rumbo a la fiesta.

Una de las razones por las cuales no se puede ir con gente menor de 21 es que la mayor parte de los bares de Los Angeles son para mayores de 21 y que, si entras en los que sí está permitido, te vigilan constantemente para que no compres alcohol a menores. Imagínate que le quitan la licencia a una discoteca, pues menuda mierda de discoteca, ¿no?.
El caso es que no encontrábamos ni un jodido sitio donde aposentar el culo hasta que vimos la luz. ¡Una Limo Party! Acordamos un precio con el conductor y en menos que canta un gallo estábamos en una limusina y yo ya me había bebido 2 botellas de champagne y 5 cervezas. La noche se ponía interesante. Música a toda poya, buenas mozas meneando el trasero, alcohol indefinido...¡¡WOW!!

A eso de las 3 de la mañana la gente (éramos unos 12 en la furgoneta) decidió que era hora de volver. El plan consistía en ir a Sta. Mónica y dormir en la playa, pegarnos un baño a primera hora, desayunar y para casa. Pero siempre hay alguien que jode las cosas, o al menos no se pone de acuerdo con el resto del universo. Total, que una chica dice que no, que está muy cansada, que se quiere ir a casa. Pues nada, que se decide ir a casa. Cuando estamos en el parking me preguntan "Pablo, ¿has bebido?" y yo "pues claro". "¿Y quién va a conducir ahora?" "y a mí qué coño me cuentas, yo dije que conducía hasta Hollywood, no en el camino de vuelta". Así que ahí nos encontrábamos, borrachos, en un parking, y sin saber qué hacer. Al final mi amiga cedió y condujo hasta South Bay.

Todo iba sobre ruedas (aproximadamente), estábamos cerca de San Pedro, en Hawthrone Ave. y el coche dijo que no podía más. El coche nos había dejado tirados en un cruce, a las 4 de la mañana y en la ciudad de Los Angeles. Salimos del coche, pusimos la marcha en D y empujamos hasta salir del cruce. Yo me subí en el asiento del piloto porque mi amiga no podía con el volante, ya que estaba muy muy duro. No habíamos andando ni 5 metros cuando al mirar por el retrovisor me encuentro a lo que los latinos llaman "la Grifa". Dos lucecitas bien bonitas, roja y azul, qué preciosad, me indicaban que me hiciera a un lado de la carretera. El señor y señora agente me preguntaron, "¿qué pasa?"; "nada, el coche, nos ha dejado tirados". Antes de que siguiera hablando, el cop se metió en el coche y nos dijo: "no tiene gasolina, sube y te acerco a la estación más próxima". El caso es que me subí al coche de policía, yo creía que tenía espacio y tan confiado me pegué un ostiazo en la rodilla, me metí como pude y pude comprobar de primera mano que no me gustaba a mí eso de estar en un coche de policía. Los asientos eran de plástico y si a mí no me gustaban, deberíais preguntarle a mi culo.

Una vez en la Shell, los guardias despertaron al gerente, me abrieron la puerta del coche (¡al fin, qué agobio!) y me dieron una garrafa. Metí gasolina y me bajaron hasta el coche. Eché la gasolina en el tanque y al intentar arrancar... el coche decía que lo iba a arrancar su puta madre, mierda. Por unanimidad, la mayor parte de la gente se puso a dormir dentro de la furgoneta y el resto, 5 ó 6, empujamos el coche hasta la estación. Allí, abrimos el capó y preguntamos a doce mil millones de personas si nos podían ayudar. Es gracioso ver la cara de un latino cuando le preguntas si te puede ayudar y te dice "I'm sorry, don't speak english" "bueno, qué tal si me lo dices en español" :S. Desesperado decidí que era hora de desayunar así que fui a Jon's Donuts, me tomé un café y un donut por $1'45 y en ese momento un tipo me preguntó "What's goin' on?" "Uh, our car broken down dude" "Duh, let me help ya". Así que se acercó al coche, intentó a arrancarlo y vio cómo la conexión estaba rota. No podía quedarse porque debía de trabajar. Llamó a una grúa y cuando se fue la grúa cada uno se fue a sus respectivas.

Yo no sé qué pasa en esta ciudad, pero siempre me pasa algo extravagante. Ayer, cuando le contaba la historia a la familia no daban crédito. Tras la Jam Session (Beatles, CCR, Magra con Tomate) me invitaron a un restaurante. Al salir, estaban un tanto jodidos por lo que pregunté: "What's up?" "A flat tired"; Antes de que lo busquéis en el diccinario os lo traduzco yo: Habíamos pinchado.

Próxima actualización: fotos para este artículo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Anda Pablico, hijo, q lo que no te pase a tí...jejejejeje... Pos nada xico, q aquí por Murcia se te exa de menos... Como os habéis ido la mitad, ya ni kdamos ni ná. A ver si subes alguna fotico más al tuenti, que te queremos ver por esas calles de L.A.

Besicos feo!!!

Rosa